La Iglesia Parroquial, bajo la advocación de San Martín, es sin lugar a dudas, el principal exponente de la arquitectura guileta, digna de admirar y cuidar con esmero.
Sus orígenes, parece que se remontan al s. XII, y muy bien puede estar construida sobre un antiguo castillo o torre de defensa, árabe o castellana.
La actual Iglesia, sabemos que se empieza a construir a principios del s. XVI, pues en el año 1589 ya estaban construidos tres cuerpos de la nave central, según consta en la clave del tercero de ellos.
El año 1656, se saca licencia para hacer una nueva ampliación, y el año 1700 se pavimenta la Iglesia.
Son de destacar en ella, el Retablo Mayo, construido por el maestro Marcos López a principios del s. XVIII, que está presidido por una estatua sedente de San Martín, patrón de Mecerreyes, cuya talla es de el s. XVI.
En 1740, se construirán los retablos del Rosario y del Cristo, por el arquitecto Juan Manuel de Rivas.
Es muy importante la pila bautismal románica, que es del s. XII; y la talla del Santo Cristo, que bien pudiera ser del XIV. Pero sobre todo la joya de nuestra Iglesia, es la preciosa Cruz Parroquial, no tanto por ser de plata, cuanto por su calidad artística, realizada en el taller de Gonzalo de Calahorra en el s. XVI.